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Todo es cuestión de interpretaciones. Explora las que no son tuyas

Todo es cuestión de interpretaciones. Explora las que no son tuyas

Portal del Coaching | @PortaldCoaching

En teoría es así de simple y, supuestamente, así de sencillo. Sin embargo, la práctica nos dice todo lo contrario: no atendemos al hecho de que, en realidad, todo es una mera cuestión de interpretaciones, puesto que todo depende del prisma con el que se mire; ni exploramos otras interpretaciones diferentes a la nuestra, tan solo, porque al adoptar una determinada postura desde la que filtrar y valorar la información, automáticamente, nos creemos auténticos y absolutos poseedores de la verdad.

De manera que, tanto para un caso como para el otro, a bote pronto, tres son las cosas que se me ocurren:

  1. Ignorancia, poca flexibilidad y “tolerancia 0” a la posibilidad real de otras opciones, otros puntos de vista y otras formas distintas de comprender una misma cosa.
  2. Torpe y mediocre autoengaño con el que justificar la postura que, en ocasiones, más nos conviene, es decir, la nuestra.
  3. Aprender que, además de nosotros, nuestras opiniones, nuestras interpretaciones y formas de entender la realidad, e incluso, la vida misma, existen otras que (aunque no nos gusten) tienen exactamente la misma validez y el mismo valor.

Es más, estoy convencida de que, siendo conscientes de los dos primeros puntos, además de resultarnos mucho más efectivo y menos amargo para determinadas oportunidades y personas implicadas, nos facilitaría el necesario ejercicio práctico por aprehender del punto tres.

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Imagen: Flickr ©Clasesdeperiodismo

Mentiría si no tuviese en cuenta el hecho de que, en muchas situaciones concretas, sucede que, todos los hechos acontecidos, actuaciones realizadas o información recabada dentro de un contexto ‘X’ se supone substancialmente suficiente como para señalar o apuntar hacia una extracción de determinadas conclusiones y deducciones frecuentemente acertadas, pero… atención pregunta:

¿No es verdad que, también, (han sido y) son muchos los casos, en los que nos hemos equivocado simplemente por habernos dejado llevar de manera irreflexiva, por el conjunto de malos entendidos, interpretaciones inadecuadas o presuntuosa obstinación de no querer ver y entender las cosas desde un escenario alternativo al nuestro?

Bien, pues con independencia de la afirmación o negación obtenida para la respuesta, se me ocurre que, para “nuestras (más que probables) futuras andanzas y aventuras”, nos vendría muy bien tener presente algunas de las siguientes consideraciones, entre otros, porque, por un lado, nos ayudarán a establecer un garante punto de partida desde el que validar nuestra más que adecuada actitud adquirida; y, por otro, evaluar con menor margen de error nuestras actuaciones y consecuencias derivadas:

  • No juzgar a la ligera. No hacernos eco de las etiquetas y prejuicios aparentes hasta confirmar nuestras sospechas y comprobar que, efectivamente, estamos en lo cierto. Es decir, no precipitarnos y, menos aún, dar nada por sentado.
  • Explorar todas las posibles perspectivas, especialmente, si además de nosotros hay más personas o más partes implicadas, lo que nos lleva a…
  • Estar “forzosamente” abiertos a escuchar otras posiciones. De esta manera, nuestra información será más completa y, nuestro buen juicio y criterio, de cara a las posteriores resoluciones, mucho mejor.
  • Contrastar todas las posturas y no dar por hecho que nuestra versión es la única, sobre todo, si las interpretaciones son producidas entre personas sobre las que prima tu confianza y cordialidad. No te arriesgues y, menos aún, pongas en juego algo que después puedas lamentar profundamente, solo, porque las falsas evidencias, instintiva y gratuitamente, te lleven a realizar conjeturas adulteradas.
  • Calibrar el impacto que generarán nuestras actuaciones, especialmente, si no disponemos de todos los detalles. No hacerlo (con mucha frecuencia) provoca consecuencias definitivas e irreversibles.
  • Procura que la elección de tu desenlace final te haga sentir satisfecho, a la par que bien contigo mismo, y con la concienzuda seguridad de que muy positivamente las valoraciones ajenas no han sido las erróneamente tomadas como propias.

Cuando Paulo Coelho afirma aquello de: “No pierdas el tiempo dando explicaciones, la gente solo oye lo que quiere oír” es por algo ¿no crees? Pues… teniendo la clave, no hagas que, a las partes que puedan verse perjudicialmente afectadas por tu lado, sea lo primero que les venga a la cabeza cuando se trate de ‘tu persona’ porque de ser así… “esa ignorancia, poca flexibilidad, tolerancia cero, torpeza y mediocridad” que mencionábamos anteriormente, ciertamente, serán “la mejor etiqueta” (nunca mejor dicho) con la que identificar tu sello distintivo.

Como muy bien indico con el título del presente artículo, todo es cuestión de interpretaciones, explora las que no sean tuyas y, acto seguido, decide. Esta lectura es un claro ejemplo. ¿Qué tal si comienzas por ella?

Cris-Moltó-CoachCris Moltó

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